Blogia
hasta cuándo las mujeres seguiremos siendo las esclavas de los hombres

Nuestras hijas seguirán siendo siervas de sus hombres...

Ser esposa y madre representa lo contrario a un chollo. La igualdad que las mujeres hemos conseguido en la vida pública no se corresponde para nada con el reparto desigual de trabajo (y el tiempo libre) que sobrellevamos en nuestra vida privada. En general, la ayuda que los maridos nos proporcionan, ni siquiera cubre la cantidad de trabajo que directamente crean.

Cosas que hacemos las mujeres:

Tristerealizar una parte desproporcionada de labores domésticas (dos terceras partes: lavadoras, plancha, compras de comida y ropa, elaborar comida sana, limpieza hogar, bañar  los niños, ayudarles con los deberes, darle de cenar, cuidarlo todas las tardes y la mayorparte del fin de semana, acostarlos todos los días,...) , Tristeasumir toda la responsabilidad en el cuidado de los hijos, Triste organizar nuestras vidas en función de los gustos del esposo, Triste cuidado emocional del esposo (vida social, regalos, notas de agrdecimiento, encontrar espacio mental para organizar todo lo anterior, aceptar temas de conversación preferidos por él, ajustarse a las necesidades de la sexualidad del marido, supervisar tratamientos médicos ... y hasta reírse de sus bomas para que se sienta bien.

Y todo para que él pueda disfrutar de su tiempo e ocio. Las estadísticas dicen que los maridos difrutan de 16 horas más de tiempo libre que nosotras.  Las mujeres ponemos las necesidades de los otros (marido, hijos) por encima de las nuestras. Las mujeres incluso tenemos dificultades para reconocer nuestras propias necesidades, y no hablemos de la habilidad para satifacerlas. Mientras que las mujeres nunca buscamos oportunidades para relajarnos o divertirnos, nuestros maridos no hacen otra cosa que reclamar su derecho inalineable a divertirse.  Para muchas de nosotras la idea de ocio es algo parecido  a meter a los niños en el coche e ir de compras o sencillamente que nos dejen en paz 5 minutos. .. Por que el tiempo libre es un privilegio masculino. Nosotras las mujeres contribuimos a proteger ese privilegio,  y para colmo, a menudo negando su existencia. Las mujeres casadas somos facilitadoras de tiempo libre para nuestros maridos: nos vemos incapaces para liberarnos del yugo de servirles.

Adoptamos sus preferencias  como "nuestras" preferencias. Estas son las comodidades y los servicios asociados (mucho más que comida caliente, camisas planchadas y casa recogida) que tanto desean los hombres. La carga mental de planificar e idear compras, comidas, y actividades y la energía que gastamos en "vendérsela"  nuestros hijos y esposos. Son las responsabilidades propias de las necesidades de tus hijos y, para colmo, atender las necesidades de tu marido.

Lo más sorprendente no es la tremenda desigualdad existente en el hogar, sino que las mujeres continuemos permitiendo que siga siendo así.  Por qué nos autoengañamos las mujeres? ¿Por qué seguimos haciendo la vista gorda?

 

0 comentarios